Un padre enfadado, un hijo respondón
El padre empieza interrogando a su hijo, dando lugar a un jugoso diálogo.
Padre - "¿A dónde has ido?"
Hijo - "A ninguna parte".
Padre - "Si es verdad que no has ido a ninguna parte, ¿por qué te quedas aquí sin hacer nada? Anda, vete a la escuela, preséntate ante el "padre de la escuela", recita tu lección; abre tu mochila, graba tu tablillay deja que tu "hermano mayor" caligrafíe tu tablilla nueva. Cuando hayas terminado tu tarea y se lo hayas enseñado a tu vigilante, vuelve acá sin rezagarte por la calle. ¿Has entendido bien lo que te he dicho?"
Hijo - "Sí. Si quieres te lo repito".
Padre - "Pues ya puedes repetírmelo".
Hijo - "Te lo voy a repetir".
Padre - "Di. Venga, dímelo".
Hijo - "Tú me has dicho que fuera a la escuela, que recitase mi lección, que abriese mi mochila y que grabase mi tablilla mientras mi "hermano mayor" me caligrafiaba otra. Que cuando hubiese terminado mi tarea volviese para acá después de haberme presentado al vigilante. He aquí lo que tú me has dicho".
Padre - "Se hombre caramba, no pierdas el tiempo en la plaza ni vagabundees por las avenidas. Cuando vayas por la calle no mires a tu alrededor. Sé sumiso y da muestras a tu vigilante de que le temes. Si le das muestra de miedo, estará contento de ti".
- En este tramo, hay unas 15 líneas destruidas que no han podido interpretarse -
Padre - "¿Crees que llegarás al éxito, tú que vagas por las plazas? Piensa en las generaciones de antaño, frecuenta la escuela y sacarás un gran provecho. Pienza en las generaciones de antaño, hijo mío, toma nota de ellas".
El Padre sigue con un largo monólogo en el que sigue increpando a su hijo con frases como "Tus quejas me han dejado acabado; tú me has conducido al umbral de la muerte", "Nunca te he mandado trabajar, a arar mi campo. Nunca te he mandado a cavar mi campo. Nunca te he mandado a trabajar como peón. Jamás te he dicho que vayas a trabajar para mantenerme", "Tú solo eres un hombre cuando haces tus maldades, pero comparado con ellos (con los amigos que trabajan), no tienes nada de hombre. Evidentemente, tú no trabajas como ellos, ellos son hijos de padres que hacen trabajar a sus hijos, pero yo, yo no te hice trabajar como ellos", "toma ejemplo de tu hermano el mayor. Toma ejemplo de tu hermano el menor", "yo, noche y día, estoy atormentado por tu causa. Noche y día tú derrochas el tiempo en placeres. Has amontonado grandes riquezas, has llegado aquí y allá, te has vuelto gordo, grande, ancho, poderoso y orgulloso. Pero los tuyos esperan a que la adversidad te coja por su cuenta, y entonces se alegrarán porque tú te olvidas de cultivar las cualidades humanas".
En fin, un diálogo nada lejano a pesar de haber sido escrito en el origen de nuestra civilización, que pone de manifiesto que muchos de los problemas que hoy suponen un quebradero de cabeza para nosotros, ya existían en la Antigüedad y si no, que se lo pregunten a este pobre padre sumerio.
Fotografía
Foto 1 - Estela de Ur-Nanse o Ur-Nina, rey sumerio de Lagash (hacia 2550 a.C.). Museo del Louvre. Autor: Mario Agudo Villanueva.
Foto 2 - Anverso de una pequeña tablilla con escritura cuneiforme en la que aparecen las líneas comprendidas entre la 124 y la 134 de la composición, que incluye la fuerte reprensión del padre. Colección de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia.
Bibliografía
"La historia empieza en Sumer", Samuel Noah Kramer. Alianza Editorial. Madrid, 2010.
"El nacimiento de la escritura: sumerios", Felip Masó Ferrer. En la revista Historia National Geographic, número 79.
"El nacimiento de la escritura", Felip Masó Ferrer. En la revista Historia National Geographic, número 19.