La dominación cartaginesa de la Península Ibérica es un período no excesivamente conocido de nuestra historia. A la sombra de la épica de la Segunda Guerra Púnica, que enfrentó a Aníbal contra Roma, las andanzas de su padre, Amílcar, por diferentes lugares de nuestra geografía han pasado generalmente desapercibidas. Javier Pellicer, escritor valenciano, ha centrado su mirada en este pasaje para deslumbrarnos con una novela épica en la que mito, historia y pasión se dan de la mano para sustraer nuestra atención hasta su sorprendente final. Mediterráneo Antiguo ha tenido la oportunidad de entrevistarle para conocer un poco más sobre su novela, "El espíritu del lince", y la historia que nos narra.
Pregunta - El título de su libro es muy evocador: "El espíritu del lince". ¿Eligió este animal para destacar el carácter autóctono de la cultura íbera?
Respuesta - En efecto. Es cierto que es más conocida la figura del toro, el caballo e incluso el lobo en la sociedadíbera prerromana, pero utilizar al lince me ofrecía la capacidad de potenciar ese sentimiento identificativo. El lobo ha sido adorado por multitud de culturas (como la mitología nórdica), al igual que el toro (el Apis egipcio, por ejemplo). Pero el lince ibérico es un un elemento tan nuestro, que opté por él en detrimento de otros quizás mejor representados en la iconografía íbera.
Pregunta - El período histórico en el que se ambienta su novela no es muy conocido. ¿Sirve la creación literaria para llenar los huecos que la historia no puede cubrir?
Respuesta - Sirve para fabular sobre ellos. No creo que ningún novelista tenga la intención de crear teorías ni sentar cátedra alguna, entre otras cosas porque no es el formato adecuado (para ello tenemos los ensayos y los textos divulgativos). Al menos no ha sido mi intención en “El espíritu del lince”. Nosotros creamos argumentos de ficción sobre una base histórica, aportamos imaginación en las lagunas oscuras y, en ocasiones puntuales, nos atrevemos a modificar ligeramente en beneficio de la trama y de un acercamiento más dramático a la época tratada. Por supuesto, siempre tratamos de ser realistas y no contradecir lo que se sabe a ciencia cierta. Pero que nadie tome ninguna novela histórica como referencia bibliográfica, porque sería un desprecio a la labor de los historiadores que dedican sus vidas a rellenar esos huecos con la verdad.
Pregunta - Refleja usted muy bien el carácter religioso de las sociedades antiguas, contagiadas de un tono épico salpicado de predestinación que genera una atmósfera de cierta fantasía. ¿Qué hay de novela de fantasía en "El espíritu del lince"?
Respuesta - Nunca he negado que, como escritor, provengo de la literatura fantástica. Sería absurdo porque nada hay de vergonzoso en este género. Es la que me ha formado como autor, y eso se aprecia muy bien en la novela. Resulta lógico que me haya apoyado en lo que conozco a la hora de embarcarme por primera vez en la novela histórica, sobre todo porque estamos hablando de una época que invita a vestir el texto de grandiosidad. La fantasía se percibe sobre todo en el estilo de la narración, en la épica de ciertas escenas y especialmente en el ritmo de la acción, trepidante como en las novelas de aventuras de temática fantástica. Más allá de eso, he intentado que el rigor histórico guíe la trama sin llegar a encorsetarla. Bien es cierto que algunos elementos están claramente heredados del imaginario fantástico, como es el caso la profecía que marca al protagonista y las apariciones del lince a modo de figura iniciática. Pero he querido acercarlas más a la mitología que a la fantasía clásica.
Pregunta - Háblenos de su personaje principal: Icorbeles.
Respuesta - Históricamente hablando, Icorbeles es solo un nombre en una moneda hallada en Sagunto. No se sabe nada de él, aunque se cree que fue algún tipo de magistrado que vivió décadas después de los hechos transcurridos en mi novela. Elegí el nombre por sonoridad y obviamente porque como posible saguntino era ideal para la trama. En cuanto al personaje en sí, Icorbeles es en realidad una figura quimérica que con toda seguridad jamás existió. Resulta conocida la escasa oposición que las distintas etnias íberas mostraron a los cartagineses, excepto en momentos muy puntuales. Así que Icorbeles, que según el dictado de una sacerdotisa debía unir los distintos pueblos de Iberia, es una invención que me daba la oportunidad de narrar el punto de vista de alguien abocado al fracaso. Y esa premisa es muy apetitosa para un novelista, porque implica grandes dosis de dramatismo.
Pregunta- En su opinión ¿era la sociedad ibérica una sociedad bélica?
Respuesta - Desde luego estuvo muy unida a la guerra, eso es innegable. Aunque no se conocen grandes conflictos en la península antes de la llegada de los cartagineses, hay referencias de presencia íbera en otros episodios bélicos ocurridos en el Mediterráneo. También se puede desprender esta aura de belicismo de la cantidad de restos de armas hallados en los yacimientos, así como las costumbres funerarias que indicaban la gran importancia de sus enseres bélicos. El hecho de que malograran sus armas antes de enterrarlas (bien para que acompañaran al difunto o para evitar saqueos) lo demuestra. Y qué decir de las magníficas representaciones pictóricas en su cerámica. Basta apreciar el Vaso de los Guerreros expuesto en el Museo Prehistórico de Valencia para apreciar el valorque daban al uso de las armas. Ahora bien, ¿corresponde esta imagen a la realidad? Muchas de esas lanzas, caetras y falcatas quizás solo tuvieron un uso ornamental más que funcional, dirigido a dignificar a su dueño y elevar su estatus social. Es difícil saberlo con certeza, pero mi opinión es que no era una sociedad construida alrededor de la guerra, aunque tuvieran en gran estima la habilidad guerrera.
Pregunta -¿Qué impidió a Cartagoejercer un dominio absoluto sobre la península?
Respuesta - Desde luego no fueron los íberos, cuya resistencia fue escasa y mal organizada. A mi entender la situación se volvió insostenible cuando los cartagineses tomaron Sagunto. Fue el toque de atención que los hizo de nuevo visibles ante Roma, que hasta ese momento había tolerado la conquista de la península. Y la ambición de Aníbal Barca no ayudó, cuando inició su épico viaje por tierra hacia la ciudad itálica. Supongo que si el estratega púnico hubiera consolidado el poder conseguido por Amílcar y Asdrúbal, sin amenazar a Roma con la toma de Sagunto, habría pasado más desapercibido, con la oportunidad de fortalecer ese dominio. Pero hablar de eso ya es entrar en el terreno de las ucronías.
Respuesta - Probablemente, aunque es cierto que la figura de Aníbal ha inmortalizado a los cartagineses. De no ser por él, sin duda se habrían convertido en una cultura menor y casi olvidada. El gran problema es la extrema escasez de fuentes textuales fenicio-púnicas, más allá de breves fragmentos como en el caso de los escritos de Filón de Biblos. Sabemos que existieron por testimonios como los de Heródoto, quien menciona una Historia de Tiro ubicada en Melqart. Sin embargo jamás trascendió la obra de ningún Tito Livio cartaginés, ni un Suetonio, Polibio o Tácito, lo que nos habría dado una mejor idea de su cultura y sociedad. Los diversos saqueos e incendios a los que se vio sometida Cartago durante su historia nos privaron de todo ese saber.
Pregunta -¿Cómo se construye la personalidad novelesca de un personaje histórico como Amílcar Barca, del que no se conoce demasiada información?
Respuesta - En casos como el de Amílcar o Asdrúbal se aborda el personaje del mismo modo que se haría con uno ficticio, utilizando el sentido común y un poco de imaginación, buscando lo que la trama demanda. También hay que tener en cuenta que, aunque no conocemos el carácter de estos personajes, sí tenemos un poco de información sobre lo que hicieron, cómo lo hicieron y la relación con otros protagonistas históricos. Eso puede ayudar al novelista a seguir un camino cercano a la realidad. De Amílcar sabemos, por ejemplo, de su eterno enfrentamiento con Hannon, así que podemos alegar que tenían visiones opuestas. Y si éste último era claramente un hombre conservador, es comprensible deducir que Amílcar era un individuo arrojado y dispuesto a arriesgar.
Pregunta - Ha sido usted valiente con el tema. ¿Por qué cree que los íberos tienen tan poco tirón novelesco?
Respuesta - No creo que se trate de tener poco tirón novelesco. Sencillamente es que muy pocos autores han pensado en dedicarles sus textos. Resulta incluso comprensible: la gloria se la llevan los romanos, los griegos, incluso los mismos cartagineses, gracias a la figura de Aníbal Barca (protagonista de más novelas que cualquier general romano). Hay mucha más información de ellos, el público lector está más familiarizado gracias al cine y la televisión. Y debemos ser sinceros: la grandeza del Imperio Romano no tiene parangón con nada. Pero es una lástima que no se ahonde más en nuestro pasado antiguo, porque en Iberia también hay personajes que convertir en héroes, como Indibil, Mandonio, Edecón, Orisón (si es que fue real), Indortes, Istolacio... Ese fue uno de los motivos de escribir “El espíritu del lince”, recoger algo nuestro y auparlo a un lugar merecido, dentro de mis posibilidades. El otro, obviamente, fue entretener y emocionar al lector.
Pregunta -¿Cómo se documentó para escribir la novela? ¿Qué lugares le llamaron más la atención?
Respuesta - Imagino que como la mayoría de los novelistas: leyendo todo artículo y libro especializado que cayó en mis manos. Durante meses no hice más que estudiar trabajos de profesionales como Bonet Rosado, Blázquez Martínez, Sánchez Moreno, Fernando Quesada... También debo agradecer a Carlos Wagner que respondiera a varias de mis preguntas y que avalara ciertos puntos de la trama. Lamentablemente, por motivos técnicos, no pudimos incluir en el libro, junto a los glosarios, la extensa bibliografía que utilicé. Pero cualquiera que desee consultarla la encontrará en el blog oficial de la novela. Tengo además la fortuna de vivir en una zona muy rica en yacimientos, como es la Comunidad Valenciana. Algunos he podido visitarlos, como el poblado de La Bastida de les Alcusses, en Mogente, lo cuál ha sido una fuente de inspiración y documentación vital a la hora de recrear los escenarios. Como también lo han sido las visitas al Museo de Prehistoria de Valencia, donde he podido acercarme a la cultura íbera y hacerme una idea más sólida de sus costumbres, trabajos y modos de vida.
Pregunta -¿Cuál es su próximo proyecto?
Respuesta - Planeo volver temporalmente a la literatura fantástica con una novela que podría publicarse en unos meses. Para más adelante regresaría a la novela histórica con otro libro ambientado en el pasado valenciano, aunque en una época más próxima: el siglo XVII. Será una novela a medio camino entre el género histórico y de aventuras, ambientado ligeramente en una leyenda popular muy conocida en la capital del Turia, el Dragón del Patriarca, y que ya hiciera cuento nuestro genial Blasco Ibáñez. Siempre que las musas me sean favorables, por supuesto.
Autor
Mario Agudo Villanueva
Fotografías
Foto 3 - Vista del yacimiento de La Bastida de les Alcusses. Obtenida de Wikimmedia Commons. Este lugar fue uno de los visitados por el autor de la novela para inspirarse.
Foto 4 - Vaso de los Guerreros. Museo de Prehistoria de Valencia. Cedida por el Museo de Prehistoria de Valencia. En él se presenta el aspecto básico de los guerreros íberos.