Espartaco lideró una rebelión contra Roma en busca de la libertad, poniendo en jaque a una de las principales potencias del Mediterráneo. El mito ha sustituido con el paso del tiempo al personaje y ha sido representado innumerables veces en el cine, la televisión y la literatura, que nos han transmitido su imagen ideal. Desde Mediterráneo Antiguo hemos querido acercarnos a la realidad de ese personaje acudiendo a las fuentes originales, que conoce a la perfección Juan Luis Posadas, doctor en Historia Antigua, escritor y editor, profundo especialista en el mundo Romano y autor del libro "La rebelión de Espartaco", editado por Sílex.
Pregunta -¿La simpatía que despertó Espartaco tiene que ver con las ansias de libertad e igualdad en un mundo injusto y desigual?
Respuesta – Yo creo que la buena prensa de Espartaco en la época actual tiene mucho que ver con la historia política y social del siglo XIX y XX. La lucha por los derechos de los obreros y trabajadores, la emancipación de la mujer, la guerra de secesión americana por la esclavitud… Es un personaje que suscita simpatía porque es un oprimido que se niega a seguir siendo oprimido y se levanta en compañía de unos pocos contra un estado todopoderoso. A parte de que en las fuentes antiguas ya es bien tratado.
Pregunta -¿Encarna la rebelión de Espartaco las convulsiones del final de la época Republicana?
Respuesta – Desde mi punto de vista sí, porque aunque las convulsiones del final de la República no tienen nada que ver con la esclavitud, porque ni populares ni optimates plantearon en sus programas políticos la emancipación de los esclavos, pues ambos eran esclavistas, a Espartaco se le unieron muchos desposeídos que no eran esclavos, eran pobres. Desposeidos por Sila durante la Guerra Civil o durante la Guerra de los Aliadosde quince años antes. Espartaco fue un banderín de enganche para muchos ciudadanos pobres del sur de Italia y su último recurso para luchar contra el gobierno del final de la república.

Respuesta – es una de las conclusiones del libro. La República fue víctima de su propio éxito. Había acumulado tal poder, tal riqueza, tanto odio… que de alguna manera todo sirvió para concitar contra la República a muy poderosos enemigos, los populares, sobre todo, encarnados por Pompeyo primero y luego por César y, desde luego, la plebe. Así que sí, la Republica cayó por su propio éxito.
Pregunta - Antes de la de Espartaco, hubo una revuelta en Sicilia. Háblenos de ella.
Respuesta – Hubo dos rebeliones en Sicilia, a finales del siglo II a.C. Probablemente, tanto en el sur de Italia como en Sicilia es donde se llevó a cabo una concentración parcelaria de fincas y terrenos de antiguos propietatios que fueron expropiados por los grandes beneficiados de la guerra de conquista de la época. Estas guerras habían supuesto una gran riqueza para Roma y había una gran demanda de cereales para el ejército. La manera de afrontar esta demanda fue crear grandes fincas de monocultivo y explotarlas con mano de obra esclava. Lo que ocurrió en esa época es que se dieron una serie de circunstancias. Hubo una superpoblación de esclavos en el sur, trabajando en condiciones terribles, muy mal vigilados por unos cuantos capataces y guardianes y además con apenas tropas. Además había muchos esclavos que eran pastores y estaban armados, pues se tenían que defender contra bandidos y alimañas. Esto fue el caldo de cultivo para dos rebeliones muy importantes en Sicilia que dieron lugar a la creación de un estado, dirigido por dos reyes, que trataron de independizarse de Roma. Ambas rebeliones fueron sofocadas y hubo 20.000 crucificados. Fueron realmente más importantes que las de Espartaco en cuanto a volumen de participantes, pero no han tenido tanta fama.
Pregunta - La rebelión de Espartaco no sólo tuvo como protagonistas a gladiadores...¿quién más participó?

Respuesta – Para los historiadores de la época solo hubo dos amenazas importantes a la ciudad de Roma. Una fue Aníbal, cuya amenaza quedó en el imaginario romano, a los niños se les amenazaba diciendo Aníbal ad portas. Los historiadores posteriores, como Floro, hablan de Espartaco como otro Aníbal, pues habló de que amenazaba con marchar hacia Roma. Lo que parece es que Espartaco tenía claro que ni tenía armas de asedio ni podía llegar a tomar Roma. Pero sí fue una amenaza, especialmente en el 72 a.C., cuando estuvo cerca de marchar contra Roma.
Pregunta -Espartaco fue mercenario y gladiador. Plutarconos dice que era casi más que "un griego" ¿En qué medida la figura de Espartaco nos ha llegado idealizada?
Respuesta – Nos ha llegado muy idealizada. Ya desde la primera fuerte que hay sobre la guerra de Espartaco, que es Salustio, se nos dice que es una persona de ánimo noble, que intentaba dulcificar los saqueos y asesinatos de su panda de cuatreros, pues comenzaron siendo eso. Ya desde las primeras fuentes se comienza a configurar una imagen de Espartaco noble, misericordioso, no bárbaro. Esto va continuando. Se va configurando una doble imagen, la que aparece con Cicerón, que cada vez que le menciona lo hace como sinónimo de asesino, vándalo, saqueador… A Marco Antonio le insulta llamándole Espartaco. Luego hay otra versión, que aparece en Salustio y que continua en autores como Horacio, hijo de un esclavo de la zona de la rebelión, que nos habla de él con simpatía. Yo hablo en mi libro del mito de Robin Hood, un tipo que saqueaba y, como dice Plutarco, repartía a partes iguales el botín, lo que era muy extraño en la Antigüedad. Eso configuró una doble vía que acaba siendo una, el mito de Espartaco como persona civilizada. Por eso Plutarco, doscientos años después, dice que Espartaco era casi griego, en el sentido de no sanguinario, asesino o violador.
Pregunta - En la película de Kubrick se muestra a Espartacocrucificado en la Vía Apia junto a miles de rebeldes ¿tiene base histórica esta imagen?
Respuesta – Mi opinión es que no es verdad. Escaparon unos 20.000 rebeldes con vida de la última batalla. Las fuentes nos hablan de que es posible que hubiera 6.000 prisioneros. Solo Apiano habla de la crucifixión. A los esclavos se les devolvía a sus dueños si éstos eran localizados y solo se crucificaba a los que no habían podido ser identificados. Dado que en la rebelión de Espartaco había ciudadanos, a esos no se les podía crucificar. Debió de haber crucificados en el mismo campo de batalla, pero no Espartaco, pues todas las fuentes salvo Apiano, dicen que murió en plena batalla y que no se encontró su cuerpo.
Pregunta -Craso, Pompeyo, incluso César, ¿hablan los enemigos de Espartaco de su talla como estratega?
Respuesta – El propio César habla con cierta admiración de Espartaco, dice que sin tener armas y adiestramiento militar había llegado a formar un ejército copiando la estrategia de Roma y haciendo sus propias armas (César, La Guerra de las Galias. 1.40, 4-6). Tenemos la opinión de Julio César que en su época de Tribuno Militar en el 72 a.C. pudo haber participado en alguno de los tres ejércitos que Roma destacó en la zona. Sus menciones en la Guerra de las Galias a Espartaco hacen ver que sí le conoció. Las fuentes nos hablan de Espartaco como un nuevo Ulises, una persona muy dada a las tretas y artimañas. Nos transmite cómo burlaba a los ejércitos. Más que un gran estratega, era una persona hábil, como Robin Hood. Tenía que serlo, pues el ejército de Espartaco estaba muy mal armado, sin corazas, sin escudos (eran de mimbre)… Por lo que enfrentarse de forma frontal con un ejército romano era muy complicado para ellos y tenían que acudir a estratagemas. Tuvo mucha importancia el hecho de que llegó a formar una caballería. En la zona de Lucania había muchos caballos y esto le permitió flanquear a los ejércitos romanos.
Autor
Mario Agudo Villanueva
Fotografías
Foto 2 - Marco Licinio Craso, vencedor de Espartaco. Museo del Louvre. Obtenida de Wikimedia Commons.
Foto 3 - Vista del Vesubio desde Pompeya. La bahía de Nápoles fue escenario de las acciones de Espartaco. Obtenida de Wikimedia Commons.
Foto 4 - Portada del libro "La rebelión de Espartaco", de Juan Luis Posadas.
Foto 5 - Juan Luis Posadas. Cedida por Juan Luis Posadas.
Foto 5 - Juan Luis Posadas. Cedida por Juan Luis Posadas.